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Pues bien, en primer lugar te ayuda a sentirte mejor contigo mismo en tanto que eres más consciente de cuáles son todas tus capacidades y tu potencial interno basado en la inteligencia y la voluntad. Pero además, aquellas personas que tienen un alto de grado de inteligencia emocional también viven más cerca del optimismo que de la negatividad, no tienen miedo a los cambios, y aunque lo tengan, son capaces de afrontarlo.

La inteligencia emocional te ayuda a relativizar las cosas, lejos de dramatismos y preocupaciones. Pero también, a través del control emocional aprendes a vivir más centrado en el ahora que en el antes o en el después. La capacidad de dominio de las emociones no es innata, es decir, se trata de un aprendizaje que puedes adquirir y mejorar en tu día a día, a través de la formación y también, aprendiendo de tus propios errores.

Estableciendo nuevas metas que quieres alcanzar. Por ejemplo, tal vez desees aprender a controlar tus ataques de ira, los celos en la relación de pareja, la envidia que sientes hacia ciertas personas… Todo camino empieza por puntos concretos.

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